La industrialización en la Argentina
se vio favorecida por la Segunda Guerra Mundial, ya fuera por la necesidad de
exportar a países limítrofes o para sustituir importaciones de países ahora en
guerra. Este proceso de industrialización tuvo sus consecuencias. Una de las
más importantes fue la caída de la producción agrícola y el éxodo de las
poblaciones rurales a las grandes ciudades donde se concentraba la creciente
actividad industrial. Estas masas vivían y trabajaban en condiciones precarias
y gran parte de sus necesidades estaban insatisfechas. Estos reclamos fueron
canalizados a través del movimiento obrero, y más tarde, a través del
justicialismo.
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